Por: Rubén Minaya, (arquitecto)
Santo Domingo, RD.- El Estado Dominicano con el apoyo de las empresas constructoras de vivienda ha logrado disminuir el déficit habitacional considerablemente, pero mientras esto sucede en el gran Santo Domingo se ha ido produciendo un crecimiento urbano desordenado (asentamientos irregulares), que está degradando la calidad de vida de la población, es una realidad que hoy enfrentamos, esto ha generado serios problemas por la falta de planificación urbana, ordenamiento del territorio, protección al medioambiente, además de que la mayoría de nuestras viviendas no están dentro de un entorno de interacción comunitaria sustentable.
De ser un país con una población de mayoría rural nos convertimos, casi sin darnos cuenta en urbanos, sin ningún tipo de planeación, hoy el mayor porcentaje de la población vive en las ciudades, este crecimiento poblacional desmedido más la necesidad de construir nuevas viviendas sigue alejando cada vez más a las personas de sus centros de trabajo y estudio, provocando entre otras cosas que la población de menores ingresos gasten una parte importante de su sueldo en transporte.
Debido al crecimiento urbano todo tiende a empeorar, el deterioro medioambiental (contaminación del aire, la contaminación sonora, la deforestación, escasez y contaminación del agua, con cada vez mayor disminución de las precipitaciones pluviales), a esto agreguemos, infraestructura y equipamiento insuficientes que no permiten a sus habitantes contar con lugares de esparcimiento, transporte de calidad y seguridad que contribuya con la convivencia pacífica de los ciudadanos.
La ciudad está cambiando radicalmente, para solucionar el crecimiento urbano desordenado que ha deteriorado la calidad de vida de la población, el ordenamiento, la planificación, la protección del medio ambiente y la vivienda dentro de un entorno sostenible son algunos de los objetivos y retos que el país tiene que enfrentar a corto plazo.
Como todo organismo vivo nuestra ciudad está siempre en proceso de transformación por lo que debemos mantenernos vigilantes para impedir los asentamientos irregulares dentro de la ciudad, los cambios en la ciudad implican nuevas estructuras sociales, respuesta a las demandas actuales de la sociedad, tecnología, movilidad, compromiso medio ambiental, acciones sustentables de vivienda y empleo para alcanzar una nueva interacción comunitaria que eleve el valor inmobiliario de los barrios, embellezca el espacio público y privado y así, crear una nueva dinámica comunitaria.
Una nueva vocación de la zona que involucre los espacios públicos y al turismo en la transformación económica y que la ciudad aporte en el aumento de la productividad; la transformación urbana debe ser de raíz, que provea una intensa vida comunitaria con sustentabilidad, recuperando espacios al interior de las comunidades urbanas que con el paso del tiempo han caducado y que no sirven para responder a la dinámica social actual.
Rubén Minaya, (arquitecto).